Ha pasado el tiempo necesario para hacer un balance de los resultados obtenidos, al acompañar a un movimiento ciudadano en la iniciativa por la recuperación de las instalaciones del Metro de Caracas, una idea que se instaló con fuerza en la calle con el nombre “Metro 8330”.
La propuesta, formulada por una nueva generación de líderes, ciudadanos, activistas y voluntarios, busca facilitar la participación del ciudadano, del usuario, para exigir mejoras y respaldar una visión sobre uno de los más importantes servicios públicos de la ciudad capital. Se trata de una iniciativa de incidencia pública que no se atrinchera en la denuncia, sino que busca ir mucho más allá al poner sobre la mesa un conjunto de propuestas para la recuperación del Metro, tales como la inversión en más y mejores trenes, la transparencia en la gestión de los recursos, la mejora en la calidad de vida de los trabajadores, la incorporación en la gestión de la empresa de las autoridades municipales de la Gran Caracas y el estado Vargas y la construcción de una cultura inclusiva que nos permita recuperar el orgullo que tuvimos los caraqueños por este servicio. Nuestra visión es que el Metro de Caracas sea de Calidad, Inclusivo, y Democrático, y que esto lo podemos lograr con la participación de los usuarios y dolientes de la actual situación.
Por el esfuerzo de muchas personas involucradas en la difusión de esta propuesta podemos decir que la campaña ha obtenido algunos resultados. Las autoridades, en medio de reproches y amenazas, acudieron a las instalaciones del Metro para descubrir aquello que los caraqueños sabían desde hace muchos años: la mala calidad en el servicio de una empresa que hace un puñado de años nos llenaba de orgullo y era un ejemplo para nuestro continente. Las promesas se desplegaron por las pantallas de televisión y hasta ahora se observa un primer esfuerzo en las autoridades por ordenar el servicio, aumentar la seguridad de los usuarios y realizar unas reparaciones mínimas, pero necesarias, en las instalaciones.
Aún queda mucho por hacer y los trabajos en el Metro de Caracas deben ir más allá de la necesaria escoba y el jabón para incluir un programa de inversión de recursos que aumente el número de trenes y unidades de transporte superficiales, recuperen años de desinversión en las instalaciones y se comprometa en la construcción de una gerencia, con una cultura administrativa con la suficiente solidez institucional que permita desplegar planes de inversión y crecimiento para las próximas décadas.
Tenemos que insistir: la incorporación de los usuarios y de las autoridades locales puede ser el anclaje necesario para que el Metro recupere su importancia en nuestra ciudad capital y vuelva a ser un modelo de excelencia para el venezolano. Recuperar estas instalaciones no puede ser una promesa electoral, tiene que ser un compromiso permanente por la calidad de vida de los venezolanos.
Tratar de incidir en la gestión pública en sociedades como la venezolana, donde no existen garantías para el ejercicio de la libertad de expresión, el debate de ideas y la exigencia de transparencia en la gestión de los recursos del Estado, puede tener un alto costo personal para los involucrados, un riesgo que es necesario afrontar para ejercitar el músculo democrático y poner a prueba el compromiso por el cambio que persiste en Venezuela, a pesar de las amenazas. Un esfuerzo concreto que nos llevó a un primer logro, una victoria necesaria que nos confirma que ésta es la vía en el que debemos insistir para apropiarnos de nuestro futuro.
Junto a nuestros líderes, en las comunidades donde venimos trabajando desde hace años con Mi Convive, hemos aprendido que vale la pena asumir iniciativas como esta. El esfuerzo por una mejor calidad de vida y el cambio democrático que quiere Venezuela es un camino difícil, lleno de obstáculos, pero en el que seguiremos insistiendo.
Éste es nuestro compromiso.