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Multiplicar y fortalecer las redes solidarias

 

Los estragos de la crisis son cada vez más pronunciados ante la magnitud de los graves problemas desnutrición, inseguridad y colapso de los servicios básicos, entre otros, que estamos viviendo. El deterioro acelerado de las condiciones de vida y la falta de recursos para enfrentar los problemas es el denominador común de la gente.

 

Esto es el resultado de la imposición del actual modelo de gobierno. Un modelo que nos afecta a todos, pero que tiene un enorme impacto en los sectores más vulnerables de la población. Las acciones de un Estado que ha sido secuestrado por el grupo en el poder generan una catástrofe social, económica y política de terribles proporciones en lo inmediato y con consecuencias que comprometen cualquier forma de desarrollo a futuro.

 

Esta realidad la constatamos a diario. Lo hemos podido observar en las reuniones que venimos sosteniendo con líderes locales y vecinos de las comunidades de diversos sectores del Municipio Libertador, como parte de nuestro trabajo de profundización y creación de redes de apoyo, trabajo y acompañamiento en distintos sectores del oeste de Caracas.

 

Los testimonios de la gente reflejan la difícil sobrevivencia del día a día, y de la necesidad de cambio ante un situación insostenible e inviable. Es general el clamor de acciones que atiendan la emergencia nacional y la necesidad vital de otro proyecto de país distinto al oficial, que se genere desde visiones complemente diferentes.

 

Cada vez es mayor el reconocimiento de las personas sobre el efecto devastador del actual sistema. Las medidas gubernamentales son evaluadas no como fallidas o insuficientes, sino como directamente responsables del recrudecimiento de la crisis.

 

Una crisis que ha entrado en los hogares, afectando a las personas en las formas más íntimas y personales. Escuchamos testimonios de familias separadas, en las que madres y padres han dejado a hijos al cuidado de abuelos, tíos, padrinos, para emigrar en busca de recursos que acá sencillamente ven inexistentes.

 

Estos relatos coinciden, por ejemplo, con datos aportados por Fe y Alegría, que en el comienzo de este año escolar registró un número de más de 4000 estudiantes en sus centros educativos dejados a cargo de familiares o amigos cercanos. Mas de 4000 niños y adolescentes cuyos padres se han visto forzados a salir del país en las condiciones más comprometidas en busca de oportunidades de subsistencia.

 

Los encuentros que realizamos responden a nuestra convicción de que hoy, más que nunca, tiene una importancia prioritaria el fortalecimiento y reproducción de redes de solidaridad en el país. La profundización de la crisis y la caracterización del Estado como un factor determinante de exclusión, empobrecimiento y violencia, coloca a los venezolanos en una situación de indefensión e inseguridad críticas.

 

Es por ello que es necesario la creación de formas de organización y participación que articulen a las personas no solo dentro de las comunidades sino también entre diversos sectores sociales. Así pueden producirse iniciativas que permitan aliviar y atender la emergencia que vivimos y sentar las bases para emprender acciones sociales, económicas y políticas de mayor envergadura, alcance y consecuencias.

 

La persistencia en el poder del actual gobierno solo promete la agudización de la tragedia que desintegra a Venezuela. La intención de renovar el mandato presidencial el próximo 10 de enero, ante el rechazo generalizado del país y el desconocimiento de la inmensa mayoría de la comunidad internacional, sin duda harán más difíciles y complejas las actuales circunstancias de colapso y caos nacional. Por ello hacemos un llamado a multiplicar y fortalecer las redes solidarias. No solo como principios de subsistencia y articulación que nos permitan encontrarnos cada vez más para superar las adversidades sino también como factor para generar, entre todos, condiciones reales para el cambio.