Seleccionar página

Acción y hacer contra la parálisis nacional

 

La crisis producida por el modelo dictatorial del actual régimen se ha agudizado hasta llegar a un cuadro de colapso y caos en todo el país. Cuadro de enorme gravedad que alcanza todas las instancias sociales, degenerando en una parálisis nacional.

 

No es una figura metafórica. Se está produciendo una tormenta perfecta en la que confluyen el colapso de servicios básicos (agua, electricidad, gas, seguridad pública, salud y comunicaciones), una severa crisis económica (hiperinflación, escasez de efectivo, insuficiencia de los salarios), una crisis humanitaria sin parangón en la historia contemporánea de Venezuela y la desarticulación de la estructura del Estado, cuyas instituciones sencillamente son inoperantes e inefectivas y se han convertido en apéndices del poder, de espaldas a sus funciones para con la sociedad y las personas.

 

A este gravísimo contexto se le agrega el terrible problema que significaba la pérdida de capital humano: profesionales y recién graduados emigran del país buscando mejores condiciones de vida, así como una parte de la fuerza laboral productiva. A una infraestructura golpeada y atribulada se le suma la escasez de personal apto o capacitado.

 

Estos problemas producen un estado de parálisis al sucederse de manera simultánea sacudiendo nuestra cotidianidad. Personas que no pueden ir a sus lugares de trabajo porque no tienen efectivo para pagar el transporte o si lo tienen no hay unidades disponibles debido al problema de los repuestos. Centros de salud que sencillamente no cuentan con los recursos mínimos y el personal para atender a los pacientes. Familias que pierden la poca comida que pueden conseguir porque son afectados por cortes de luz que los dejan sin neveras para preservar alimentos o no tienen gas para cocinarlos. Problemas en servicios como el eléctrico o del agua que no cuentan con los recursos materiales y humanos para solventarlos.

 

Se genera un ánimo general de desasosiego, impotencia y de inmovilidad ante la escala y complejidad de una crisis que nos afecta a todos.

 

Frente a esta terrible situación debemos reconocer, con fuerza y conciencia, las respuestas que, desde la acción y el hacer, produce la misma sociedad golpeada y sitiada por el régimen. Respuestas que se ven tanto en movilizaciones de grupos y sectores como en el ejemplo de personas e individuos.

 

Sólo entre enero y febrero de este año (según datos del OVCS), se han producido 1.308 protestas principalmente por falta de comida, medicamentos y servicios básicos. A esto podemos agregar las movilizaciones de comunidades, gremios y sectores productivos y asistenciales exigiendo mejores condiciones de trabajo y cambios de políticas gubernamentales para solventar los problemas de sus respectivos ámbitos.

 

Estas protestas se suceden a pesar de las amenazas y peligros ciertos de la represión gubernamental, y buscando cohesionar y generar solidaridad no solo para visibilizar el profundo y evidente rechazo al gobierno, sino lograr verdaderas condiciones de cambio frente a problemas y necesidades comunes.

 

Una actitud también está presente en personas como Yasiri, por ejemplo, vecina de La Vega, que trabaja al frente del comedor de Alimenta la Solidaridad de su sector, cuando afirma con contundencia que es venezolana, madre y trabaja para el beneficio de sus hijos y los niños de su comunidad. Afirmación que se sustenta en el trabajo diario que tanto ella, como otras tantas madres del programa, realizan diariamente sobreponiéndose a las dificultades de la crisis.

 

Reconocer estos logros, heroicos dentro del actual estado de las cosas, significa también usarlos de ejemplo y sumarlos a movimientos que, como el Frente Amplio Nacional, se están produciendo con los objetivos de articular a los diversos actores sociales y movilizar a la Venezuela que rechaza a la dictadura y busca superar la crisis que esta fomenta y aprovecha.

 

Esta fuerza de acción y de hacer, expresada y generada desde las bases populares, debe mover a liderazgos políticos y sociales. Representan la verdadera resistencia al régimen y señala la vía para contrarrestar la parálisis nacional con la que este pretende someter y desintegrar al país.